Una tormenta photo voltaic significativa que ocurrió en mayo de 2024 condujo a la formación de dos cinturones de radiación temporales alrededor de la Tierra, como lo confirman los datos satelitales. El descubrimiento se realizó cuando un satélite inactivo reanudó las operaciones después de meses de inactividad. La tormenta, que se encontraba entre las perturbaciones geomagnéticas más intensas desde 1989, resultó en pantallas aurorales generalizadas e introdujo partículas de alta energía en la magnetosfera de la Tierra. Si bien tales cinturones temporales se han documentado antes, los científicos han descubierto que uno de los cinturones recién formados exhibió propiedades únicas, con una composición diferente de las observaciones anteriores. Uno de los cinturones ya se ha disipado, pero el otro permanece intacto, planteando desafíos potenciales para futuras misiones espaciales.
Corturas de radiación temporales detectadas después de una intensa actividad photo voltaic
De acuerdo a investigación Publicado en el Journal of Geophysical Analysis: House Physics, el satélite del Experimento del Cinturón de Radiación Inside de Colorado (CIRBE) identificó los nuevos cinturones de radiación tras la reactivación en junio de 2024. La nave espacial se había quedado en silencio debido a un problema técnico en abril, perdiendo el pico de la tormenta. A su regreso, el análisis de datos reveló la existencia de dos cinturones adicionales situados entre los cinturones de radiación Van Allen preexistentes.
Se determinó que, si bien la primera correa contenía electrones de alta energía, consistentes con los cinturones de radiación inducidos por tormentas anteriores, el segundo cinturón mostraba una concentración inusual de protones de alta energía. Esta presencia de protones estaba vinculada a la naturaleza extrema de la tormenta photo voltaic, que había liberado explosiones significativas de partículas cargadas en el campo magnético de la Tierra.
Vida útil extendida de los cinturones recién formados
Se sabe que los cinturones de radiación temporales generados por tormentas solares persisten durante semanas antes de dispersarse. Sin embargo, según los hallazgos, la correa dominada por electrones permaneció durante tres meses, mientras que el cinturón rico en protones todavía está presente. David Sibeck, heliófísico en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, fijado En una entrevista con House.com, que estas partículas podrían permanecer atrapadas durante un período prolongado, creando un impacto duradero en el entorno de radiación interna de la Tierra.
La resiliencia del cinturón de protones se atribuye a su ubicación en una región más estable del campo magnético de la Tierra, donde las perturbaciones externas tienen menos impacto. En contraste, una tormenta photo voltaic posterior en junio de 2024 causó una reducción en la correa de electrones, con un mayor debilitamiento observado en agosto. A pesar de esto, el cinturón de protones se ha mantenido en gran medida no afectado.
Implicaciones para misiones espaciales y operaciones satelitales
La existencia de estos nuevos cinturones de radiación ha generado preocupaciones con respecto a la seguridad de los satélites y las misiones espaciales tripuladas. Las partículas cargadas a altos niveles de energía pueden presentar riesgos para los componentes electrónicos y la salud humana en el espacio. La nave espacial que pasa por estas regiones, particularmente aquellas que viajan a la órbita geoestacionaria o más allá, puede requerir un blindaje adicional para mitigar la exposición a la radiación.
Como se informó, la presencia de estos cinturones podría requerir ajustes en los planes de lanzamiento para futuras misiones. Con riesgos de radiación prolongados, las agencias espaciales pueden necesitar tener en cuenta las condiciones climáticas espaciales en evolución antes de desplegar satélites o enviar astronautas más allá de la órbita de la Tierra.
A pesar del descubrimiento essential del satélite Cirbe, la misma actividad photo voltaic que condujo a la identificación de las nuevas cinturones de radiación también causó la eventual desaparición de la nave espacial. El aumento de la energía inyectada en la atmósfera resultó en una mayor resistencia, lo que condujo a la descendencia y desintegración de Cirbe en octubre de 2024.
El impacto de las tormentas solares en la magnetosfera de la Tierra continúa siendo monitoreada de cerca, y los científicos estudian cómo estos fenómenos afectan los sistemas planetarios y tecnológicos.